Prensa y divulgacion
El hobbit, los medios, y rompiendo las reglas
Ayer la revista Nature publicaba dos nuevos estudios sobre el "hobbit", el diminuto homínido de la isla de Flores cuyo cerebro es sorprendentemente pequeño y la edad de sus fósiles, sorprendentemente reciente. Los periódicos han tratado la noticia de un modo irregular, en algún caso entendiendo justo al revés el meollo del asunto:"EFE. Un estudio publicado por la revista británica "Nature" sostiene que el "Homo floresiensis" u "Hombre de Flores" no es una nueva especie humana como se piensa, sino que se trata de un homínido que evolucionó hacia el enanismo por las condiciones de la isla indonesia en la que habitó" (La opinión de Málaga, diario de Ibiza, y otras víctimas de EFE).Ese "sino que" es una falsa disyuntiva. Los estudios de Nature sí corroboran, ambos, que el hobbit es una nueva especie humana. Encontramos el mismo error garrafal en ABC:
"En contra de la hipótesis más espectacular que otorgaba al diminuto hombrecito la categoría de una nueva especie de homínido nunca antes vista, la última interpretación de sus restos lo sitúa de nuevo en las últimas fases de la escala de la evolución humana"Que me aspen si entiendo a qué se refieren con eso de las fases y la escala. Más adelante, también en el artículo de ABC, se afirma que:
"Para ella [Eleanor Weston], la explicación más probable radica en que el «hobbit» «vivía aislado en la isla de Flores» y rechaza las teorías que dicen que se trata de «un individuo anormal o de otra especie, como se había sugerido»".En realidad lo que esta investigadora sostiene es que el hobbit sí es de otra especie; de su propia especie, y no de la nuestra. Recordemos que las dos principales hipótesis que se han enfrentado en el ámbito científico son (simplificando):
a) El "hobbit" pertenece a una especie distinta y nueva para la ciencia: Homo floresiensis. Tanto el pequeño tamaño de su cuerpo como el de su cerebro son rasgos característicos de esta especie.
b) El "hobbit" pertenece a nuestra especie, Homo sapiens. El pequeño tamaño de su cerebro y otros rasgos particulares se deben a una enfermedad que padecía un individuo concreto.
Fijáos en que son dos hipótesis "radicales". En muy pocas ocasiones hemos visto defender un término medio, una hipótesis mixta, como por ejemplo "son homínidos de una nueva especie, pero varios individuos sufrían patologías que explican algunos de sus rasgos".
Puede comprobarse también que los investigadores partidarios de la hipótesis a) les están dando una "paliza" científica a los de la hipótesis b), al haber publicado un número superior de trabajos en revistas más estrictas y de mayor prestigio.
El primero de los dos nuevos estudios* analiza el pie fósil del Homo floresiensis. El año pasado los mismos autores, William Jungers y sus colaboradores*, ya presentaron un avance de sus investigaciones. Aunque se trata claramente el pie de un bípedo, resulta muy diferente al de nuestra especie: demasiado grande en relación al resto de la pierna, guardando una proporción que solo se observa en simios. Otras características son también simiescas. Es un pie primitivo, que no ha sufrido todos los cambios evolutivos que se han producido en nuestro linaje y que han mejorando la eficiencia de la marcha bípeda, sobre todo a la hora de correr.
Por tanto, es difícil que el H. floresiensis descienda del Homo erectus (como propusieron inicialmente los descubridores del hobbit) pues el H. erectus poseía un pie tan evolucionado como el nuestro. Los antepasados directos o inmediatos del H. floresiensis pudieron ser humanos tan ancestrales como el Homo habilis o incluso como los australopitecos. Ni a unos ni a otros se les ha considerado, por lo general, capaces de abandonar África y colonizar otros ambientes.
Resalto lo de "directos" porque nosotros los sapiens también descendemos de homínidos muy primitivos. En este sentido, titulares como el de Europa Press solo comunican una obviedad:
"El Homo floresiensis tiene ancestros anteriores al Homo erectus"Efectivamente. Pero, bueno, nosotros también tenemos ancestros anteriores al H. erectus. Todos los seres vivos actuales tienen ancestros anteriores al H. erectus. Lo que ocurre es que los antepasados del homínido de Flores nunca llegaron a ser H. erectus, mientras que nuestros propios antepasados, probablemente sí.
El segundo estudio** de la Nature de ayer tiene implicaciones evolutivas más amplias. Recordemos que los descubridores del H. floresiensis propusieron que éste había sufrido un proceso llamado "enanismo insular": como adaptación a un hábitat más reducido, con menos recursos energéticos y/o menos depredadores, las poblaciones de ciertos animales evolucionan reduciendo su tamaño cuando quedan confinadas en una isla. Recordemos también que el H. floresiensis tiene una estatura de aproximadamente un metro y un cerebro de unos 400 centímetros cúbicos (más o menos como el de un chimpancé). Resulta que el tamaño del cerebro no cambia proporcionalmente con el del cuerpo en los mamíferos (y en otros vertebrados). Los "enanos" tienen cerebros proporcionalmente grandes, los "gigantes", cerebros proporcionalmente pequeños. En teoría, conociendo uno de los tamaños puede predecirse el otro con cierta precisión. Esta norma alométrica tiene que ver con la forma en que se desarrolla el encéfalo respecto al resto del cuerpo, y bastantes científicos lo consideran un "constraint", una restricción del desarrollo que los procesos evolutivos no pueden saltarse.
Pero sí pueden. Lo han comprobado Eleanor M. Weston (en la foto) y A.M. Lister en los fósiles de unos hipopótamos pigmeos de Madagascar que precisamente sufrieron enanismo insular. El cerebro de estos Hippopotamus madagascariensis era un 30% menor de lo que cabría esperar según el modelo convencional. Esto indica que, al menos en algunos casos (probablemente incluyendo el del H. floresiensis), la selección natural parece perfectamente capaz de reducir cuerpo y cerebro de forma independiente.
Bien podría restregarse este trabajo en las narices de científicos como el primatólogo Robert Martin, que afirmó que el cerebro del "hobbit" "contradice una ley fundamental de la biología". Hay gente que tiene unas ideas demasiado claras sobre lo que la evolución no puede hacer.
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*W. L. Jungers et al. 2009. The foot of Homo floresiensis. doi:10.1038/nature07989. Primer párrafo.
**Eleanor M. Weston & Adrian M. Lister. 2009. Insular dwarfism in hippos and a model for brain size reduction in Homo floresiensis. doi :10.1038/nature07922. Primer párrafo
2009-05-07 | Haz un comentario (hay 143)
Etiquetas: homo floresiensis, enanismo insular, alometría
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