Prensa y divulgacion
Sesgo en la divulgación
y el status científico de la evoluciónOcurre algo curioso con la evolución biológica. Es la bestia negra de unas cuantas religiones; una mentira demoníaca responsable, para los fanáticos, de la degeneración moral de la humanidad. Pero, al mismo tiempo, la evolución se incorpora cómodamente a los esquemas místicos, llegando a vertebrar ciertas concepciones cósmico-religiosas en personas científicamente cultas.
Por otra parte, las discusiones sobre evolución y sus múltiples derivaciones suelen estar repletas de errores de concepto, formulaciones obsoletas, fragmentos de pseudociencia, y manipulaciones ideológicas (¿estaré yo libre de pecado?). Esto es patente en todos los niveles, desde la conversación en el bar entre legos en ciencia hasta los textos de biólogos profesionales, pasando por los artículos de los periodistas y los libros de ciertos divulgadores.
Semejante confusión conceptual es una Jauja para el anticientífico militante o el vendedor de misterios.
Podría decirse, con bastante razón, que estas mismas circunstancias afectan también a otras ramas de la ciencia. Pero existe un agravante especial en el caso de la biología evolutiva, y es el bajo status científico que popularmente se le suele conceder. En una de las mayores librerías de Madrid, los libros sobre evolución no están con los de ciencia. Están en otra planta, junto a la “antropología chamánica” de Carlos Castaneda. En las bibliotecas públicas, las obras de Gould y de Arsuaga soportan el hedor de los yetis y los extraterrestres de Bruno Cardeñosa.
Para muchos, la evolución no forma parte de la trepidante investigación científica del presente, sino que consiste en las ideas de Darwin. Es una herencia intelectual que nos llega prácticamente intacta desde la época victoriana. En más de una ocasión he visto a alguien agarrar el viejo libro de Darwin con la intención de ¡ponerse al día! en evolución. Tras el fallecimiento del evolucionista y genial divulgador Stephen Jay Gould, un titular mencionaba su “reinterpretación de la teoría de Darwin”. ¡Como si los evolucionistas se dedicaran a interpretar textos, en lugar de observar y experimentar con los hechos de la naturaleza!
Mi impresión es que los textos divulgativos están sesgados hacia los aspectos históricos y filosóficos de la evolución, en detrimento de su vertiente propiamente científica. Como consecuencia, es frecuente que a una persona científicamente formada no le suenen conceptos básicos de la teoría de la evolución como la deriva genética o el equilibrio de Hardy-Weinberg, aunque sabrá bastante sobre el Viaje del Beagle o el llamado "Juicio del Mono". Hay también cierta insistencia en los debates y polémicas, ya sean antiguas o actuales: lamarckismo frente a darwinismo, gradualismo frente a puntuacionismo... El consenso de la comunidad científica aparece como escaso o inexistente. Esa persona habrá leído en no pocos sitios que existen varias escuelas enfrentadas en el pensamiento evolucionista. Que aún se sabe muy poco, y por tanto, reina la especulación. Que, al fin y al cabo, la evolución no puede observarse ni someterse a experimentación controlada. Que, bueno, aunque la defendamos “a muerte” contra los creacionistas, se trata de una teoría científicamente floja. Que está basada en una tautología: sólo los más aptos sobreviven; aquellos que sobreviven son los más aptos;. Que tiene aún mucho de filosofía...
En realidad, la formación de nuevas especies ha sido observada en directo y experimentada en el laboratorio varias veces. La selección natural puede producir adaptación ante nuestros ojos en un cultivo bacteriano o, con algo más de paciencia, en tubitos llenos de moscas. La Teoría Sintética de la Evolución, esa gran desconocida, es hoy en día la base unificadora de toda la biología y de sus apliacaciones biotecnológicas en la medicina, la industria, etc. Estamos en el siglo XXI. Se ha producido una revolución en las ciencias biológicas. Tenemos mucho más que los pinzones de las Islas Galápagos.
El sesgo en la divulgación no es la única causa de la aparente debilidad de la evolución ante los ataques de lo irracional. Pero creo que es un factor importante: alimenta nuestros prejuicios y nuestras ideas infundadas; permite y favorece la persistencia mental de esos evolucionistas apoltronados en la biblioteca, interpretando antiguos textos según les dicta su "escuela de pensamiento"... mientras su bata de laboratorio o sus botas de campaña se fosilizan en el armario, y los "auténticos científicos" hacen "auténtica ciencia" en el edificio de al lado.
© El Paleo-freak
2003-02-15 | Haz un comentario (hay 10)
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