Temas varios
Transformismo de capa caída
El antropocentrismo estuvo demasiado presente en la enseñanza de la evolución durante casi todo el siglo XX, así como otros vicios: una visión excesivamente lineal de la evolución (la "escala evolutiva" y los dichosos eslabones), o un progreso determinista y cuasi-místico.Esto condujo a una reacción sana y correctora, pero también a algunos excesos. El antropocentrismo se sustituyó en ocasiones por un "simiocentrismo" ("el hombre no es más que un mono desnudo" o "un tercer chimpancé") o incluso un "bacteriocentrismo". Las peculiaridades de la evolución del hombre se despreciaron o se relativizaron.
Por otra parte, "evolucionado" pasó a ser una palabra tabú en ciertos contextos biológicos, en los que era sustituida por "derivado". Empezó a producirse un extraño fenómeno: entre los defensores acérrimos de la biología evolutiva apareció un rechazo más o menos explícito hacia la idea de cambio evolutivo, de divergencia entre unos seres y otros, de transformación de unos seres vivos en otros seres vivos diferentes.
El pensamiento transformista empezó a verse sustituido en algunas cabezas por una mentalidad "clasificatoria". Las especies ya no "descienden de" o "se transforman en"; simplemente "pertenecen a". Cuando describías una transformación evolutiva o hacías énfasis en el carácter transicional de algún fósil, ya no molestabas únicamente a los creacionistas. De repente, encontrabas amantes de la ciencia, profesionales incluso, a los que también le resultaba desagradable dar este tipo de información, y preferían divulgar, por ejemplo, que el Tiktaalik era un Tetrapodomorpha "y punto", antes que explicar a la gente algo mucho más fácil, intuitivo e informativo: que el Tiktaalik es un fósil con rasgos intermedios entre peces y anfibios. "Los australopitecos no eran hombres-mono, eran homininos", fue una frase que me impactó en este sentido. Otros ejemplos más clásicos: "el hombre no desciende de simios, tiene un antepasado común con ellos", o "el hombre no desciende del mono; es un mono".
Esto es un esbozo más de un asunto al que le he dado vueltas varias veces en el blog (1, 2, 3). Mientras que la idea de parentesco entre seres vivos siempre resulta agradable (excepto para los fundamentalistas religiosos), la de transformación evolutiva sigue escociendo. ¿Aún quedan restos inconscientes de esencialismo fijista entre los defensores de la evolución?
¿Alguien se apunta a un manifiesto transformista? (¡eh! sin chistes)
2006-11-13 | Haz un comentario (hay 41)
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