Crítica a “Protagonistas de la Historia”, de Savater, y el Fundamentalismo
por José Augusto Haro
El último domingo (25 de Julio de 2004) leí un artículo de Savater donde él denunciaba el hecho de que los pensadores de izquierda suelen echar las culpas de los ataques de los árabes fundamentalistas a la civilización occidental, a actividades de ésta última en contra de ellos, contra las que los árabes fundamentalistas responden. Es decir, denuncia el hecho de que los que tienen la culpa última, son siempre los occidentales, tratando a esa visión como quizás racista o etnocéntrica al afirmar que la culpa de los actos la tiene sólo el occidental, los demás pueblos siendo sólo pasivos autómatas que responden.
Desde ya podemos darle la razón de que no es Occidente el único que escribe la historia. Muchos pueblos han llevado a cabo importantes acontecimientos históricos, en gran parte los pueblos del oriente medio.
Pero por otro lado hay que aceptar que en general, toda acción tiene una razón de ser, es decir, cada hecho es una reacción a alguna acción o pulsión. Y esto va tanto para occidentales como para orientales. La historia la protagonizan todos los que actúan que son obviamente toda la humanidad, como dice Savater, pero a la vez, cada acción tiene como explicación otras acciones, como explican los izquierdistas.
La izquierda tiende a aducir que los conflictos de intereses en la humanidad se derivan de la lucha de clases, donde un bando intenta sojuzgar al otro y el otro de resistir (a veces el que resiste en inferioridad de fuerzas, puede que intente sojuzgar a su vez, pero su debilidad hace que se conforme con defender sus derechos). En esta lógica, el rol imperialista de Occidente, manifestado hasta la actualidad con todas las imposiciones forzosas que éste hace (e.g., las varias invasiones de EEUU al Tercer Mundo) coloca al Occidente en la posición del que busca imponer su autoridad a otras naciones. Muchas de ellas se defenderán, explicando así la visión izquierdista del conflicto.
Puede decirse entonces que la visión de los izquierdistas no es etnocéntrica, sino derivada de aceptar el rol dominante que el Occidente actualmente tiene, y que ejerce sobre el Tercer Mundo. De haber sido los que se imponen los chinos, la crítica iría al imperialismo chino basándonos en la lógica de la izquierda. Es el imperialismo y no el simple ser occidental y blanco lo que despierta las explicaciones basadas en la lucha de clases o del débil por sus autonomía. Después de todo, téngase en cuenta que para la dialéctica marxista es esa eterna lucha la gran explicadora de la historia, por lo cual tanto la agresión del fuerte (tesis) como la defensa del sojuzgado (antítesis) generan la historia (síntesis), ambos siendo protagonistas.
Según la izquierda, el árabe se defiende de los atropellos de Occidente por manejar sus recursos. Ésa es la explicación de su accionar. El plutócrata occidental trata de dominar al Tercer Mundo para obtener sus recursos por su ambición, así se explica su accionar para la izquierda, por la simple ambición de dominar o de lujos.
Savater entonces, junto con Alan Finkielkraut, al que cita, se queja amargamente de que sólo a Occidente se acusa de ambición. En realidad no tiene porqué ser así. Un hombre inteligente y ambicioso trata de hurtar hasta tanto pueda. Los dirigentes ambiciosos de un país fuerte pueden imponerse a un país débil sometiéndolo a su dictamen. Los líderes ambiciosos de un país débil no tienen entre sus posibilidades la de dominar otros países, sino su propio pueblo. Un ladrón sólo hurta a quien no tiene forma de defenderse de él. Que también hay ambición en los países no occidentales o del Tercer Mundo queda claro al ver la corrupción en esos países. Sólo que esta ambición no puede traer consecuencias graves a países fuertes dado que los que la ejercen no tienen la fuerza suficiente.
En vista de esto, creo que la tesis de la izquierda sigue siendo una de las más razonables. Aceptar lo contrario es quitarles la razón de la autodefensa a los árabes y dejarles solamente la de la idiocia o megalomanía criminal, explicación a la que son muy afectos los círculos de derecha y las propagandas bélicas que necesitan demonizar a un enemigo necesariamente a vencer, ya que es malo y además no se puede razonar con él. Y ésta es a mi juicio, una explicación más racista y etnocéntrica aún que la de la izquierda.
Como un amante del pacto y la negociación en vez de la lucha para resolver las diferencias y conflictos entre hombres, creo que es nuestro deber escuchar el reclamo de los así llamados fundamentalistas árabes, y acordar en consecuencia.
Tiendo a pensar que toda la humanidad, de todas las razas y en todos los países, es capaz de razonar, por lo cual me parece improbable que los que llamamos hoy en día fundamentalistas árabes sean seres humanos desprovistos de razón como los medios de comunicación enuncian (tengamos en cuenta que los medios son empresas capitalistas y que basan su accionar en el capitalismo, y obviamente en un conflicto entre el capitalismo y otros regímenes, toman el bando que todos conocemos). La lucha es la última opción cuando no podemos ponernos de acuerdo con el otro bando para defender nuestros derechos, por ello los amantes de la guerra (más bien del jugoso botín de ella resultante) prefieren mostrarlos como irracionales y que no pueden negociar.
Varios hechos me llevan a pensar que los fundamentalistas árabes son gente con un reclamo de derechos que actúa en su salvaguarda y no por amor apocalíptico por la destrucción o imposición de visiones religiosas. Primero, Bin Laden instó a los norteamericanos a abandonar militarmente Arabia Saudita. Obviamente, la presencia militar en ese país obedece a imposición, a hacer que ese país se comporte de determinada manera, si no ¿porqué más estarían allí?. ¿Porqué no pueden los árabes en Arabia hacer lo que les plazca?. Al Qaeda hizo los atentados del 11 de Mayo amenazando a los españoles para que abandonen la invasión a Irak. Es claro que hay un reclamo: no nos toquen ni nos impongan sus visiones por la fuerza o nos vamos a defender. Las amenazas de degüellos televisados van acompañadas de exhortaciones a los ejércitos del país al que pertenece el desafortunado rehén a que abandonen Irak o Arabia Saudí.
Por otro lado, si los fundamentalistas árabes son realmente lo suficientemente inteligentes como para planear un atentado en el país más poderoso del mundo defendido con el mejor sistema de inteligencia del mundo, debe ser que no están desprovistos de razonamiento. De otra manera tendríamos que aceptar que usan la razón en ciertos aspectos de la vida pero que la desenchufan en otros...
Al quitárseles la razón, se les adjudica como guía de sus actos el dogmatismo religioso. Pero como bastantes han dicho (incluyendo varios gobiernos occidentales preocupados por la reacción -y voto- de los muchos musulmanes que viven en sus países), el Islam es una religión de paz que impide a sus miembros matar o perseguir cristianos y hebreos. En tal caso, debemos quitarles incluso conocimiento de aquello que decimos que es la base de su accionar, el Corán. Los estamos dejando más cercanos a los perros cada vez, les quitamos razón y dogma.
En el libro La Historia, José Fontana (Biblioteca Salvat de Grandes Temas) menciona cómo un movimiento de campesinos de la Baja Edad Media europea se oponía a la agobiante imposición real basándose en la Biblia: “cuando Adán cavaba y Eva hilaba, ¿quién era entonces caballero?”. El reclamo era justo, y se fundamentaba con la única fuente teórica y moral que poseían en ese tiempo, dice Fontana. Necesitaban el mayor fundamento teórico para su reclamo que fuera posible. Es posible que los poco ilustrados árabes pobres de hoy en día no encuentren, como los campesinos de la Baja Edad Media europea, más fundamento que las escrituras religiosas. Probablemente en eso basen la defensa de sus derechos y su reclamo social. Si esto es así, entonces la prensa occidental es malintencionada al tratar el tema de sus fundamentos religiosos para adjudicarles dogma en lugar de razón, y hacer hincapié en que los fundamentalistas quieren que nos hagamos musulmanes o muramos. Como mencioné antes, hay razones para pensar que sí son racionales, basándonos en parte en inconsistencias del discurso occidental que llama a las armas.
Reviendo las hipótesis de razones de los fundamentalistas árabes para atacar a Occidente, la irracionalidad dogmática parece menos probable, y la de autodefensa del árabe más realista. Una tercera hipótesis podría ser que los árabes están movidos por la ambición y ganas de sojuzgar a Occidente. Después de todo, puede aceptarse esa razón para las agresiones de Occidente, así que ¿porqué no también puede aplicarse para Oriente?. Sus reducidas fuerzas nos hacen pensar que si actúan por eso, son idiotas. Ningún matón se aprovecha de aquél al que no puede vencer. Además, los más ambiciosos generalmente se hacen los líderes de su país (generalmente quien más ambiciona un puesto es el que más propaganda se hace y más lucha por postularse, los desinteresados no buscan esos cargos tanto y por tanto suelen perder), y los terroristas no suelen ser gobernantes ni poderosos capitalistas -con excepción al menos de Bin Laden, quien sin embargo, en vez de vivir ostentosamente de su dinero vive como una rata escondido, poniendo su dinero a disposición de su causa; de otra manera se daría más gustos y preferiría adaptarse al establishment en vez de hacer terrorismo, ser perseguido y no poder darse lujos. Esta última hipótesis es entonces tan poco probable como la primera.
Los nacionalismos son peligrosos en cuanto incitan a la guerra. En la Primera Guerra Mundial, una manera de desacreditar a los alemanes en Inglaterra y Francia consistía en decir que “bayoneteaban bebés”. Al oír eso, la gente de esos países apoyaba más aún la causa de la guerra. Hoy en día, cuando dependemos en gran medida de la ciencia y racionalidad, y amamos la libertad de expresión, la forma de desacreditar es negando racionalidad apelando a dogmatismos, además de adjudicar la misma malicia que en aquellos tiempos.
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