Prensa y divulgacion
Arsuaga y los ismos
"Me cuesta siempre mucho trabajo hacer comprender al público normal por qué el saltacionismo moderno (que no incurre en ninguna aberración científica sino que se basa en unos pocos cambios en los genes que regulan el desarrollo) supone una quiebra para el neodarwinismo. Después de todo ¿no es la selección natural la que decide sin el "monstruo con esperanza" vive o muere?"*Comentaré, como integrante del "público normal", estas palabras de Juan Luis Arsuaga procedentes de su excelente libro El Enigma de la Esfinge. Arsuaga piensa, probablemente con razón, que la locomoción bípeda apareció rápidamente en nuestra evolución y no necesitó más que unos pocos cambios genéticos para completarse. Ésto suena muy razonable (y más aún si tenemos en cuenta que nuestros parientes genéticamente más cercanos, los chimpancés y, sobre todo, los bonobos, adoptan la postura bípeda de vez en cuando). Pero la pretensión de que tal cosa haría tambalear al neodarwinismo, efectivamente, es difícil de tragar. La dificultad, en este caso, no está en hacernos comprender, sino en convencernos.
El primer obstáculo aparece cuando, en lugar de hipótesis científicas, lo que se quiere confrontar son supuestas "concepciones filosóficas" (neodarwinismo, saltacionismo). Soy consciente de que es una forma legítima de ver las cosas, pero también de oscurecerlas y de inculcar en ese público lector un relativismo científico que ayuda poco si nuestro objetivo es la divulgación. Mi traducción es la siguiente:
-El neodarwinismo correspondería a la Teoría Sintética de la Evolución, aunque desgraciadamente, sus críticos lo asocian con una versión caricaturizada y falaz de dicha teoría. Esta versión "de paja" postula que: "todos los cambios evolutivos suceden por selección natural, y siempre de forma muy, muy, muy gradual".
-El saltacionismo clásico sería la hipótesis de que las novedades evolutivas importantes surgen como consecuencia del nacimiento por azar de un macromutante radicalmente diferente a los miembros de su propia especie. Ahora bien, Arsuaga habla de saltacionismo moderno y lo define de un modo muy distinto: la novedad evolutiva (por ejemplo, el bipedismo humano), surgiría en varias (pero no muchas) etapas, involucrando "unos pocos cambios en los genes que regulan el desarrollo".
No sólo el público normal, cualquier biólogo evolutivo suele levantar escépticamente las cejas en este momento. ¿Desde cuándo la teoría sintética no acepta que las adaptaciones pueden surgir a través de "unos pocos cambios"? ¿Cuántos cambios son "unos pocos" y quién decide cuántos son tan pocos como para quebrar el neodarwinismo? ¿Desde cuándo ha habido una clara distinción entre los genes reguladores del desarrollo y los demás? (algunos paleontólogos parecen creer que los genes implicados en el desarrollo pertenecen a una categoría distinta, de reciente y revolucionario descubrimiento).
La teoría sintética explica las adaptaciones como consecuencia de la selección natural actuando sobre la variabilidad genética en una población. A veces es necesaria la fijación de miles de genes y decenas de millones de años. Otras veces basta con cinco genes y unos pocos cientos de generaciones. O un gen y muy poquito tiempo (como es el caso de la famosa polilla Biston betularia en Inglaterra, citado en todos los libros de evolución como ejemplo de adaptación en un solo paso). No hay nada en la teoría sintética que prohíba la evolución rápida, aunque, por supuesto, existe una preferencia por explicar las adaptaciones complejas de un modo parsimonioso en ausencia de datos relevantes. Sencillamente, porque es mucho más convincente que acudir a apabullantes casualidades genéticas y a macromutantes afortunados. Ahora bien, si resulta que éstos han existido, ¡estupendo!
El error garrafal, en mi opinión, es confundir esa preferencia lógica a la hora de explicar determinados casos escasamente documentados, con un postulado central de la teoría, tan fundamental que conduciría a ésta a la quiebra al ser refutado.
La hipótesis de Arsuaga sobre el origen de la bipedestación es corriente y molientemente neodarwinista, aunque le pese. Y, si no lo es, tendrá que esforzarse un poco más para convencernos :o)
© El Paleo-freak
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*Juan Luis Arsuaga. El Enigma de la Esfinge. 2001. Areté
2003-08-02 | Haz un comentario (hay 23)
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